jueves

Pies grandes en el desierto

pies grandes para sostenerse firme en un suelo que parece moverse
pies grandes para sentir la aspereza de la tierra
pies grandes para sentir las caricias de la arena seca y caliente
pies grandes para mojarlos con el agua salada que se escurre queriendo irse
pies grandes para que las algas se enreden en dedos gordos y fuertes
pies grandes para pisar el suelo de la realidad
pies grandes para volar sobre el suelo de la realidad
                                                   o lo que es lo mismo
pisarlo con fuerza hasta dejar la huella de nuestro paso

Tiburon que buscas en la orilla

horas libres en el trabajo + paint = cosas como ésta
PD. Es un tiburon sonriente no hay dudas

miércoles

Desgarro

(toma directa)                                                            
Cosió, descosió y vovió a coser.
Demasiado tarde.
El desgarro era tan profundo que ya nadie podría remediarlo.
Suerte que existen las alfileres de gancho.
Para eso.
Para emparchar lo irremediable.
Lo que nunca va a poder ser.
Lo que va a ser por siempre.

La foto salió movida

"Un cronopio va a abrir la puerta de calle, y al meter la mano en el bolsillo para sacar la llave lo que saca es una caja de fósforos, entonces este cronopio se aflige mucho y empieza a pensar que si en vez de la llave encuentra los fósforos, sería horrible que el mundo se hubiera desplazado de golpe, y a lo mejor si los fósforos están donde la llave, puede suceder que encuentre la billetera llena de fósforos, y la azucarera llena de dinero, y el piano lleno de azúcar, y la guía del teléfono llena de música, y el ropero lleno de abonados, y la cama llena de trajes, y los floreros llenos de sábanas, y los tranvías llenos de rosas, y los campos llenos de tranvías. Así es que este cronopio se aflige horriblemente y corre a mirarse al espejo, pero como el espejo esta algo ladeado lo que ve es el paragüero del zaguán, y sus presunciones se confirman y estalla en sollozos, cae de rodillas y junta sus manecitas no sabe para que. Los famas vecinos acuden a consolarlo, y también las esperanzas, pero pasan horas antes de que el cronopio salga de su desesperación y acepte una taza de té, que mira y examina mucho antes de beber, no vaya a pasar que en vez de una taza de té sea un hormiguero o un libro de Samuel Smiles." Cortázar, Julio.-

ESO

Al preso lo interrogaban tres veces por semana para averiguar «quien le había enseñado eso». Él siempre respondía con un digno silencio y entonces el teniente de turno arrimaba a sus testículos la horrenda picana.
Un día el preso tuvo la súbita inspiración de contestar: «Marx. Sí, ahora lo recuerdo, fue Marx.» El teniente asombrado pero alerta, atinó a preguntar: «Ajá. Y a ese Marx ¿quién se lo enseñó?» El preso, ya en disposición de hacer concesiones agregó: «No estoy seguro, pero creo que fue Hegel.»
El teniente sonrió, satisfecho, y el preso, tal vez por deformación profesional, alcanzó a pensar: «Ojalá que el viejo no se haya movido de Alemania.»

Mujer trabajando